Zalipie - un pueblo pintado

Zalipie es un pequeño pueblo en la Pequeña Polonia, a unos 30 km de Tarnów, que ha ganado fama mundial gracias a su larga tradición local de pintar las casas con motivos florales decorativos. Pero no solo en las casas se pueden encontrar estos diseños de arte folclórico floral, sino que también adornan cercas, pozos, graneros, macetas e incluso perreras.

¿Cómo empezó todo?

Los comienzos de esta tradición se remontan a finales del siglo XIX, cuando las jóvenes del pueblo decidieron que simplemente habían tenido suficiente de interiores sombríos y paredes cubiertas de hollín antiestético de la chimenea. Al principio, no pintaban flores, sino llamados "flotadores", es decir, manchas irregulares donde pintaban sobre el hollín con una mezcla de leche, usando pinceles primitivos hechos de ramas de abedul y sauce. Cuando descubrieron que funcionaba como forma de decoración, las mujeres también decidieron decorar parte de los cimientos que sobresalían del suelo, pero ahora invertían los colores y usaban cal para hacer los flotadores. Esta forma de decoración duró muchos años, y fue solo con la propagación de la pintura de colores que las mujeres comenzaron a representar flores.

Los comienzos de la fama de Zalipie

Durante años, las mujeres de Zalipie desarrollaron sus talentos en secreto del mundo. Pero todo eso cambió en 1905, cuando un funcionario austriaco, Władysław Hickel, contrató a un campesino de Tarnów como su sirviente. Al salir de Zalipie, el campesino se llevó un trozo de su casa como recuerdo: dos hojas de papel blanco con flores pintadas en ellas. Cuando Hickel vio los patrones, quedó inmediatamente fascinado por la idea de pintar casas. Por lo tanto, fue a Zalipie y más tarde describió todo en la revista "Lud", que era una publicación muy popular en ese momento.

El artículo ganó popularidad instantánea porque fue en ese momento cuando la burguesía comenzaba a fascinarse por la idea de un estilo de vida campestre idílico. Fue cuando Stanisław Witkiewicz admiraba Podhale en su arte, Wyspiański describía la boda de Lucjan Rydel con la campesina Jadwiga Mikołajczyk, y la novela de Reymont "Chłopi" ("Los campesinos") estaba resultando un gran éxito entre los lectores.

Tiempos difíciles y el posterior renacimiento

Las dos guerras mundiales, que llegaron prácticamente una tras otra, casi destruyeron la tradición de Zalipie. Las mujeres de la región, como el resto del país, tenían problemas más graves que ocuparse del atractivo estético de sus cabañas.

Afortunadamente, la tradición decorativa permaneció en la memoria de estas mujeres (conocidas como Zalipianki) y después de la guerra finalmente pudieron dar rienda suelta a sus talentos artísticos.

Las autoridades de la República Popular de Polonia también animaron a las Zalipianki a restaurar su tradición. En 1948, el Ministerio de Cultura y Arte organizó un concurso en Powiśle Dąbrowskie titulado "Cabaña pintada". La primera edición contó con la participación de 40 mujeres, que dibujaron en cartulina. El concurso fue dominado por las Zalipianki, por lo que luego se trasladó a Zalipie, donde se celebra anualmente desde entonces.

Después del concurso, Felicja Curyłowa, una leyenda local de Zalipie, se unió con algunos de los otros pintores para fundar la Asociación de Pintores "Aldea Creativa". Zalipie volvió a ser famoso en toda Polonia, e incluso comenzaron a visitar el pueblo grupos turísticos. Una figura destacada en la historia de su ciudad natal, Felicja Curyłowa no solo promovió la idea de pintar casas, sino que también fue una activista social. Se involucró en otras actividades, como la creación de la asociación, y sus esfuerzos llevaron a que Zalipie se conectara a la red eléctrica y a la renovación de las carreteras locales de la zona. Animó a las mujeres a pintar y a participar en concursos. Trabajando junto con su marido, decoró casi todas las superficies de su cabaña con flores. Mientras todavía estaba viva, su casa funcionó como un museo vivo, y todavía está abierta al público hoy en día.

Zalipie en la actualidad

Si vas a Zalipie y esperas ver una especie de Disneyland folklórico, podrías sentirte decepcionado. El pueblo no es un museo al aire libre (o skansen), sino un lugar donde la gente todavía vive. Curiosamente, los habitantes de Zalipie no están demasiado interesados en ganar dinero siendo una atracción turística, por lo que no hay tiendas de souvenirs ni puestos de comida rápida allí. Por supuesto, hay algunas casas en Zalipie donde los turistas son bienvenidos a entrar y admirar los interiores bellamente decorados, pero siempre hay un letrero en frente de la entrada que dice que la casa está abierta a los visitantes a cambio de una propina simbólica "por la pintura". Por otro lado, también hay algunos edificios con letreros que dicen que está prohibido tomar fotografías, y se debe respetar la privacidad de estas personas. También es importante señalar que no todos los edificios están decorados. El edificio más conocido en el pueblo, llamado Casa de los Pintores, es el lugar al que hay que ir para obtener un mapa de todos los lugares más interesantes para ver.

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