3 increíbles historias de prisioneros de Auschwitz Birkenau

Todos hemos oído hablar de la historia del antiguo campo de concentración y exterminio nazi alemán Auschwitz-Birkenau. Muchos también han oído que es la fábrica de muerte más grande del mundo. La mayoría de las personas que llegaron a Auschwitz-Birkenau en tren fueron directamente a morir en las cámaras de gas. Otros se enfrentaron a trabajos agotadores en condiciones de vida extremadamente pobres. Los prisioneros sufrieron de hambre extrema y diversas enfermedades. Tristeza, ansiedad, ira y dolor son los sentimientos que nos acompañan cuando nos atrevemos a pensar en ello. Al leer sobre Auschwitz o ver documentales, a menudo escuchamos números, números que muestran la escala y enormidad del crimen nazi. Auschwitz-Birkenau tiene cientos de miles de historias, todas ellas trágicas, pero ¿hay lugar para emociones positivas en la enormidad de este sufrimiento? ¿Para el amor? ¿Para el arte? Esta vez nos gustaría centrarnos en retratar precisamente eso, el destino de algunas personas y contar algunas (de las innumerables) historias increíbles e impresionantes de los prisioneros de Auschwitz.

La Fuga de los Enamorados

Una de las historias más conmovedoras es la fuga de Jerzy Bielecki y la judía polaca Cyla Cybulska. Bielecki llegó a Auschwitz en el primer transporte masivo el 13 de junio de 1940. Fue capturado durante un intento de llegar a Hungría para unirse al ejército polaco en Francia. Cyla fue trasladada con su familia desde el gueto de Łomża a Auschwitz el 21 de enero de 1943. Comenzó a trabajar en el mismo molino que Bielecki. Aunque los contactos entre prisioneros masculinos y femeninos estaban prohibidos, lograron hablar y luego colarse para reunirse. Alrededor de este tiempo, los nazis comenzaron a asesinar a más y más prisioneros judíos. Los amantes decidieron escapar de Auschwitz. En su plan, recibieron una gran ayuda de su amigo, Tadeusz Srogi, que trabajaba en un almacén. El 21 de julio de 1944, Bielecki, vestido como un hombre de las SS, llevó a Cyla a una interrogación inventada. Con la ayuda de la gente local, lograron llegar cerca de Cracovia, donde Cyla fue escondida y Jerzy se unió al ejército polaco. Después de unos meses, ella se enteró de la muerte de Jerzy y emigró a Estados Unidos después de la guerra. Él regresó y descubrió que ella había fallecido en Suecia. Debido a esta información errónea, se enteraron el uno del otro después de 39 años. Cyla descubrió accidentalmente una historia increíble de un combatiente y lo reconoció como Jerzy. Se encontraron en 1983; Bielecki la esperaba en el aeropuerto con un ramo de 39 rosas.

Stanisława Leszczyńska - La partera de Auschwitz

Stanisława Leszczyńska de domo Zembrzycka (1896-1974) fue una partera polaca activa desde 1922 hasta 1957. Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo involucrada con las Fuerzas Armadas Nacionales. El 20 de febrero de 1943, fue arrestada junto con su familia y enviada a Auschwitz. Debido a que logró llevar consigo su licencia, las autoridades del campo le permitieron trabajar como partera. Desde 1943, los bebés nacidos en el campo no fueron asesinados; la decisión probablemente fue motivada por la incredulidad de que sobrevivirían en condiciones tan horribles. Comenzó a trabajar tan pronto como llegó al campo. Los bebés eran entregados en el conducto de la chimenea ubicado a lo largo del barracón, que era la única oportunidad de obtener un poco de calor durante el invierno (aunque no funcionaba la mayor parte del tiempo). Durante los 2 años de encarcelamiento, logró entregar alrededor de 3000 bebés que, junto con sus madres, sobrevivieron al parto a pesar de las terribles condiciones, la falta de agua, medicamentos y los ataques de ratas e insectos. Esto significa que tuvo resultados mucho mejores que las mejores clínicas alemanas de la época. Después de su muerte, Stanisława fue nombrada Sierva de Dios y es una de las patronas de las parteras.

Dita Kraus: La bibliotecaria de Auschwitz y su biblioteca más pequeña del mundo

Esta historia permaneció oculta del mundo durante más de 60 años, pero luego el escritor español Antonio Iturbe comenzó a hablar con Dita Kraus (antes Polach), una sobreviviente de Auschwitz y Bergen-Belsen de 90 años. Cuando Dita tenía 14 años, en 1942, ella y sus padres fueron enviados a Auschwitz, al bloque familiar. Las condiciones sanitarias eran tan terribles como en cualquier otro lugar del campo, pero los nazis permitieron que las madres y los niños estuvieran juntos; hasta el día de hoy no sabemos cuál fue el propósito de tal excepción. En este lugar horrible y deshumanizante, los prisioneros intentaron no solo sobrevivir, sino también dar a sus hijos un poco de normalidad. Fredy Hirsch, atleta alemán de origen judío, era el líder del bloque. Proporcionó 10 libros que Dita y un niño desconocido se encargaron de cuidar. Debían esconderlos cada noche en un lugar diferente y compartirlos durante el día. Los libros fueron contrabandeados desde el equipaje de los prisioneros. Los títulos incluían obras como una disertación sobre geometría y una breve historia del mundo. Como recuerda Dita, "no eran divertidos; pero se cuidaban mucho". La pequeña biblioteca existió solo durante 6 meses, después de lo cual el bloque familiar dejó de funcionar; la mayoría de sus habitantes murieron en las cámaras de gas. Dita y su madre fueron enviadas al campo de Bergen-Belsen. Aunque la mayoría de los lectores tuvieron un destino cruel, la pequeña biblioteca seguramente ayudó a muchas personas a sobrevivir la pesadilla.

Estas son solo tres de las miles de historias del campo de Auschwitz-Birkenau. Cada persona que pasó por las puertas del campo tenía la suya propia. Por lo tanto, animamos a visitar este lugar, no solo para ver pruebas tangibles del crimen nazi, sino también para escuchar y aprender más del guía del museo y, por supuesto, descubrir los lugares asociados con los héroes de estas historias.

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